FICVI ENTREVISTA: ANNA FERRER, ex Directora del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de España

    En esta entrevista, Anna, quien se desempeñó como Directora del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de España entre 2004 y 2012, nos ha compartido su visión sobre la importancia de los observatorios viales y en especial sobre el rol que el OISEVI desempeña en la región.

    FICVI: ¿Qué son los observatorios viales?

    Anna Ferrer: Son la herramienta que tienen las agencias de seguridad vial para identificar los problemas a abordar y las acciones pertinentes. Los observatorios generan conocimiento, pero su finalidad no es el conocimiento sino la planificación de políticas y la evaluación de su efectividad.

     

    FICVI: ¿Cuál es la importancia de gestionar los datos viales para la seguridad vial?

    Anna Ferrer: Los datos nos indican qué tipo de medidas se debería aplicar. Lo que no se mide no se conoce, y lo que no se conoce no se puede resolver. Pongamos el ejemplo de la siniestralidad de los motociclistas que en América Latina se está convirtiendo en el colectivo más afectado. En primer lugar los grandes números -mayor grupo de vehículos del parque y mayor colectivo de víctimas mortales y graves- nos detectan la dimensión del problema para marcar prioridades. En segundo lugar la descripción general -jóvenes en edad productiva entre 14 y 35 años y el porcentaje mayor de niños muertos iban en moto- sitúa los perfiles en los que se tiene que focalizar las acciones. Luego es necesario desagregar la información para responder a preguntas más concretas: ¿Los jóvenes usan la moto para actividades lúdicas y deportivas o para trabajar? ¿Los siniestros nocturnos llevan asociado el consumo de alcohol y los diurnos no? ¿Qué porcentaje de usuarios usa casco? ¿Qué nivel de ingresos tienen? ¿La moto es su herramienta de trabajo? ¿Obtuvieron la licencia para conducir? ¿Los niños van en moto para ir a la escuela? ¿Los siniestros suceden en ciudades o en zonas rurales? ¿Existe transporte escolar?... Los datos nos tienen que dar la respuesta a estas preguntas y son la pauta para determinar las acciones.

     

    FICVI: ¿Cuáles son las lecciones aprendidas de la experiencia española en este sentido?  

    Anna Ferrer: Aprendimos que los datos son claves para conseguir resultados. Por ejemplo el cambio de comportamiento es efectivo y persistente si los ciudadanos conocen los riesgos y conocen las mejoras que han logrado esos cambios. También aprendimos que además de programar acciones según ámbitos de intervención, se debía planificar intersectorialmente según colectivos de riesgo: motociclistas, conductores mayores, atropellos en zona urbana, furgonetas, etc. Y todo ello lo aprendimos monitorizando y analizando datos. Y la demostración fue que cuando se dejó de socializar la información con la supresión del Observatorio se perdieron los argumentos, la seguridad vial dejó de ser un tema de interés en la opinión pública, no se plantearon acciones pertinentes, se relajaron las conductas sobre todo en velocidades, uso de cinturón y de teléfono… y como consecuencia se incrementaron las victimas mortales.

     

    FICVI: ¿Cree Usted que Latinoamérica ha mejorado en esta materia con la implantación del OISEVI?

    Anna Ferrer: El Observatorio Iberoamericano de Seguridad Vial, con el apoyo y presión de las asociaciones de víctimas, consiguió que todos los países incorporaran en su agenda acciones para tener datos confiables de siniestralidad atendiendo a los estándares internacionales. OISEVI consiguió poner el tema sobre la mesa dándole la importancia que tiene. No hay ningún país latinoamericano que no esté trabajando en la mejora de sus datos. Incluso muchas ciudades están viendo cómo hacer para disponer de datos de siniestros y movilidad. También OISEVI ha aportado metodología, definiciones y un consenso sobre los indicadores mínimos comunes. Y aportó una cosa muy importante, que no vale cualquier dato sino que se debe cumplir con los estándares internacionales de calidad de los datos.

    OISEVI inició el camino pero el trayecto es largo y complejo, con avances y estancamientos. Algunos países les cuesta tener resultados constantes y el último informe regional no se ha logrado publicar. Todas las organizaciones pasan etapas de crecimiento y a OISEVI ahora le toca pasar por conseguir un reforzamiento institucional y de estructura. Lo importante es que se ha demostrado que OISEVI es una buena forma de promover que los países desarrollen sistemas de datos compartiendo  conocimiento y buenas prácticas. El caso es que los organismos multilaterales están replicando la experiencia de observatorios regionales en otras regiones de África y Asia.

    Pero todas las organizaciones tienen que avanzar. El próximo reto para OISEVI se debería centrar en transferir metodología a los países para que auditen la calidad de los datos a nivel micro y su trazabilidad desde el relevamiento en el lugar del hecho hasta su publicación. Es imprescindible modernizar el proceso de monitorización y transmisión de los datos, dotando a los policías herramientas tecnológicas que faciliten su trabajo para que sea de más calidad.

     

    FICVI: ¿Cuáles debieran ser las prioridades de la región en este sentido para cumplir con los objetivos de Desarrollo 2030?

    Anna Ferrer: Gracias a OISEVI podemos tener un esquema del perfil de la siniestralidad de Latinoamérica, el primer paso para trazar el camino hacia los ODS 3.6 y 11.2 que se refieren a la seguridad vial. En todos los países se observan pautas claras de crecimiento de la motorización, con un espectacular impacto de las motocicletas en los últimos diez a quince años. En algunos países las motocicletas son el vehículo más importante del parque automotor, lo que supone que los motociclistas son el colectivo más afectado por los siniestros viales graves y mortales, pasando por delante de los peatones. Para reducir el 50% de las víctimas mortales deberemos priorizar los colectivos vulnerables.

    Para cumplir con el objetivo de conseguir ciudades inclusivas y seguras, Latinoamérica debe realizar una reflexión seria sobre su modelo de movilidad, y aprovechar esta fase emergente para estructurarlo con criterios de sostenibilidad y seguridad. Los sistemas de transporte público masivos son los más seguros y equitativos. Las motocicletas son una oportunidad de subsistencia para la población con menos recursos pero el coste que pagan en salud no debería ser tan alto y los peatones y ciclistas son los más vulnerables. Las infraestructuras los ha expulsado del espacio público y ahora es tiempo de cambiar 180º la visión y ponerlos en el centro de la estructura urbana de la movilidad.

    Desde FICVI, extendemos nuestro agradecimiento a la Sra. Anna Ferrer, por estas palabras.

     

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